Si en mis manos de niña, tallado estuvo siempre mi destino de encontrarte,

no habría imaginado, que serías tu, aquél "pajarillo de perfil engreído” divertido y tremendamente despistado,
Si te encantó siempre, la suavidad femenina del algodón
no imaginaste que en mis manos de ochoañera, de las que al principio te reíste, la habrías encontrado.
Y si mirando el mismo cielo, pensábamos alguna vez, yo en ti y tú en mí, sin habernos nunca visto,
cuán cerca de mí siempre habías estado, si mi casa era, y la tuya también, números pares de la misma calle de piso empedrado.
Entre otras cosas que ahora sé, me resulta increíble que, tu en tu salón, y tu salón junto al mío, y los dos frente a las mismas partituras, yo escuchaba sin saber que eran tuyas, las notas lloronas de tu violín, y tú las de mi piano dentudo.
Que, tu “mochileabas” en ecuador y yo a mis padres, por lo mismo había rogado (sin éxito, por supuesto)


no habría imaginado, que serías tu, aquél "pajarillo de perfil engreído” divertido y tremendamente despistado,

Si te encantó siempre, la suavidad femenina del algodón






Que mientras conocías al primer gran amor, yo a él, le estaba cantando.
Que, yo en mi atalaya y tu en tu balcón,
ambos con cuerdas a la mano y al todo;
“pajarillo de perfil engreído” así te llamé de inmediato y en tono burlón, y tu que nunca callas, me llamaste (ya para siempre), y con mucho amor, “manos de algodón”…


2 Comments:
Que bonito. Nos leemos!
me gusta el formato de tu blog, te sigo
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