
No se qué fuerzas llevan a toneladas de personas a pasar el año nuevo en la bulliciosa Mancora o aquéllas playas del norte: Lobitos, Zorritos, Punta Mero, Punta Sal, Punta Veleros, etc, etc…Tal vez la desesperada necesidad de liberarse de una prisiòn de 364 días; particularmente, ahora que lo medito, no encuentro una buena razón para dejar mi casa, cuidad y familia y recibir el nuevo año en un lugar distinto, lindo o juerguero, no es sólo la idea de aprovechar los feriados...es algo más, o tal vez, a estas alturas, he descubierto que no hay motivo, y que en realidad no quiero mas que aprovechar esos feriados, para quedarme junto a los míos...
En mi caso, el año nuevo tuvo la intención de ser juerguero:Mancora pueblo, y claro, fiestas, mùsica, "chelas" e inacabable juerga...
Sin embargo, contra todo plan preelaborado, desde que llegué a Mancora, he dormido más de lo que cualquiera diría: playazo de 11am a 5pm, aseada y acicalada de ley hasta las 8 pm y caía profundamente dormida hasta la madrugada. Dos de los cuatro días que estuve en Mancora, desperté en la madrugada; un día a las 3 y otro día a las 4; el primer día salí a ver qué ondas, verificar la juerga constante, aquélla que decían vivía día y noche en mancora, y no se apagaba por nada del mundo. Misión cumplida. Había verificado que sean las 3, 4 , 5 o mil quinientas de la mañana, la gente transitaba por las calles como si fuera mediodía del veinticuatro de diciembre en el centro de Lima, y contenta con mi constatación casi científica, regresaba al hotel y leía un poco de la vida de Anaís Nin; el segundo día, fui a presenciar el amanecer frente al mar (rodeada de botellas y mucha gente impregnada de aliento a amanecer ebrio)...
Todo plan de "juerga", se vió frustrado por algunas situaciones negativas, que como un mal augurio, se presentaron la noche de año nuevo y continuaron, sucediéndose hasta éstos días...
Mi efervescente alegría se ve opacada temporalmente, sin embargo no me siento derrotada ni mucho menos, vivo mi melancolía disfrutando hasta los momentos de dolor, aprendiendo de ellos y comprendiendo que son etapas. En fin, el sol siempre brillará.