
Nana
(estas son las circunstancias que me rodean. y yo quiero pensar razonablemente y lo hago, y hasta justifico todo lo que pienso, digo y hago, pero se me escapa el corazón -de los otros-)
Lo potencial, lo que está por suceder y puede que a las finales nunca suceda, debe quedarse en mi, al menos es así como creo que debe ser, puesto que si lo expreso siento que lo traslado al mundo de los hechos y ya escapa de mis manos, se vuelve confuso, se complica, y en efecto creo que es así. Por eso me gusta quedarme con mis pensamientos, que mis asuntos potencialmente conflictivos se queden en idea, así nunca llegan a serlo y se quedan en potencialidad. No es dejar de contarlos por ocultarlos, ni por que no exista confianza para contarlos, sino por lo ya explicado.
Algo sucedió con Ella y yo no supe hasta qué punto era algo concreto. Y es que tanto Ella como yo somos DE-MA-SIA-DO “volubles”, de pronto sucedía algo y de pronto ya no sucedía nada, y haberlo dicho habría sido apresurado. Lo hubiera contado si fuera tema pasado, osea como lo que se cuenta después de algunos meses, algo ya “frío”, que es menos embravecido, más calmo, no es cuestión de confianza, ya lo digo.
Ahora, con todo lo que está sucediendo, me tiene intranquila el daño que yo sin querer pueda estar causando por no contarlo, igualmente a Ella, y realmente me jode que un existencial bienestar ajeno dependa exclusivamente de mi, y que mi forma de hacer y ver las cosas no me funcione ahora, pero ni modo, con esta situación pesándome encima, sólo debo hallar la solución y es esta: decirlo todo, hasta lo último. Agotarlo. Aunque no es precisamente lo que quiera hacer, creo que es lo mejor por todos. Por ti amiga mía de toda mi (y tu) vida y por Ella, y por consiguiente (y a las finales), también por mi.
Todo saldrá bien. Nada malo es para siempre.