Thursday, April 26, 2007

26.04.07


El 26 de julio de 1945, Truman lanzó una proclama al pueblo japonés, pidiendo la rendición incondicional del Japón bajo la amenaza de sufrir una devastadora destrucción; los japoneses, humillados en su orgullo, no se rindieron y entonces, el 3 de agosto, Truman dio la orden de arrojar las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. El 6 de agosto despegaba rumbo a Hiroshima la primera formación de bombarderos B-29: Muchas personas murieron en el acto, otras yacían retorciéndose en el suelo, clamando en su agonía por el intolerable dolor de sus quemaduras y un sin número de víctimas se fue sumando con el paso de los días y de los años por los efectos duraderos de la radiactividad.
Nadie le avisó a los nipones que una bomba atómica destruiría en segundos lo que hubieran edificado en muchos años. Truman sólo tuvo que afirmar, y muchos murieron. Inimaginable. Imprevisto. Absurdo. Qué absurdo todo.

Saturday, April 14, 2007

Un arco iris para mi


Las respuestas me llegan solas. Cada vez reafirmo que el universo jamás me falla, sólo me pide tiempo, y finalmente me da la solución que buscaba. Fue un poco agobiante, pero una semana bastó para caer en cuenta de lo que debo hacer. Todo está en mis manos nuevamente y yo felizzzz!

Sunday, April 08, 2007

en esta soledad de domingo...

Aquí estoy,
desnuda,
sobre las sábanas solitarias
de esta cama donde te deseo.

Veo mi cuerpo,

liso y rosado en el espejo,
ávido territorio de tus besos,
mi cuerpo
lleno de recuerdos
de tu desbordada pasión
sobre el que peleaste sudorosas batallas
en largas noches de quejidos y risas
y ruidos de mis cuevas interiores.




Veo mis pechos
que acomodabas sonriendo
en la palma de tu mano,
que apretabas como pájaros pequeños
en tus jaulas de cinco barrotes,
mientras una flor se me encendía
y paraba su dura corola
contra tu carne dulce.

Veo mis piernas,

largas y lentas conocedoras de tus caricias,
que giraban rápidas y nerviosas sobre sus goznes
para abrirte el sendero de la perdición(...)





(...) y sólo pienso en tu lejano amor
mientras cobijo
con todas mis fuerzas,
la esperanza.
Gioconda Belli