26.04.07

El 26 de julio de 1945, Truman lanzó una proclama al pueblo japonés, pidiendo la rendición incondicional del Japón bajo la amenaza de sufrir una devastadora destrucción; los japoneses, humillados en su orgullo, no se rindieron y entonces, el 3 de agosto, Truman dio la orden de arrojar las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. El 6 de agosto despegaba rumbo a Hiroshima la primera formación de bombarderos B-29: Muchas personas murieron en el acto, otras yacían retorciéndose en el suelo, clamando en su agonía por el intolerable dolor de sus quemaduras y un sin número de víctimas se fue sumando con el paso de los días y de los años por los efectos duraderos de la radiactividad.
Nadie le avisó a los nipones que una bomba atómica destruiría en segundos lo que hubieran edificado en muchos años. Truman sólo tuvo que afirmar, y muchos murieron. Inimaginable. Imprevisto. Absurdo. Qué absurdo todo.
Nadie le avisó a los nipones que una bomba atómica destruiría en segundos lo que hubieran edificado en muchos años. Truman sólo tuvo que afirmar, y muchos murieron. Inimaginable. Imprevisto. Absurdo. Qué absurdo todo.