
Hola querida, disculpa el no haberte escrito antes, sé que ha pasado mucho tiempo sin enviarte noticias de mi. Y disculpa que no haya contestado tus llamadas y tus mensajes, me siento rarísima, no pude hacerlo antes, la verdad.
Tampoco he estado escribiendo en mi blog y hasta he pedido una licencia en el trabajo, que no sé hasta cuándo va a durar. Estoy casi anacoreta, no hablo con nadie, al menos no me relaciono emocionalmente con alguien. Mis mayores transacciones humanas se llevan a cabo en un super mercado o en alguna tienda y por necesidades básicas.
Es que yo soy como una ostra cuando me pongo así, me nublo, y quiero encerrarme para resolver mis temas en mi caverna. Pero esta vez se me fue de las manos y ya no tengo cómo resolver nada, pues ni sé qué es lo que voy a resolver.
Como a deshoras y absolutamente lo que me provoque. Lo mismo da almorzar una caja de chocolates La Ibérica que desayunar un ají de gallina, y como cena, ir al cine por una caja de pop corn extra large.
Ya ni ganas de leer tengo, y ni el cine independiente me llama la atención. No sé qué me sucede. Me como las uñas y en el espejo, ya no me reconozco.
Creo que me estoy volviendo loca. Psiquiátrica. Lo que tengo debe ser patológico, te juro. La vez pasada (y todas las veces en verdad), estaba en mi habitación leyendo alguna cosa y de pronto me entró toda esta sensación de ser un zángano y una conciencia de mis deberes como ser humano, de inmediato la imagen de Ramón San Pedro y los niñitos Somalíes. Pero ni eso ayudó. Me tumbó más en el colchón ahuecado de tanto uso : Ramón San Pedro está mejor muerto y Somalia tampoco cuenta desde el inicio de su recuperación económica…
Además, ningún mal ajeno me hace poner en pie, así por que sí.
Algún ser ordena en mí. Tengo pesadillas indescriptibles e ideas de seria ejecución que jamás imaginarías (ni hubiera imaginado yo, antes). Camino mucho y fumo igual. Enfundo las manos en mi gabardina y anónimamente salgo a soñar. Hasta he pensado en cambiar de nombres.
No existe motivo trascendente de enviar esto, pero a tu insistencia, es razonable escribir algo. Ya con estas letras se me fue la crisis del pintor ante el bastidor en blanco. Y, por supuesto que me quedan ganas para enviarte un beso, ni sonoro ni tibio, eso sí. Hay que conformarse a veces- y yo que siempre odié frases como: “así es la vida” y “confórmate”, pero ya ves…
Anémona
Pd: te advierto que no te molestes en hacer nada, es probable que todo quede en amenazas, en todo caso tu intervención podría empeorar las cosas. ni pierdas tu tiempo, pues no lo tienes. Mi madre decía: mujer precavida vale por dos. (y yo que nunca pensé que llegaría a usar dichos así de absurdos, pero ya ves, nuevamente).
Tampoco he estado escribiendo en mi blog y hasta he pedido una licencia en el trabajo, que no sé hasta cuándo va a durar. Estoy casi anacoreta, no hablo con nadie, al menos no me relaciono emocionalmente con alguien. Mis mayores transacciones humanas se llevan a cabo en un super mercado o en alguna tienda y por necesidades básicas.
Es que yo soy como una ostra cuando me pongo así, me nublo, y quiero encerrarme para resolver mis temas en mi caverna. Pero esta vez se me fue de las manos y ya no tengo cómo resolver nada, pues ni sé qué es lo que voy a resolver.
Como a deshoras y absolutamente lo que me provoque. Lo mismo da almorzar una caja de chocolates La Ibérica que desayunar un ají de gallina, y como cena, ir al cine por una caja de pop corn extra large.
Ya ni ganas de leer tengo, y ni el cine independiente me llama la atención. No sé qué me sucede. Me como las uñas y en el espejo, ya no me reconozco.
Creo que me estoy volviendo loca. Psiquiátrica. Lo que tengo debe ser patológico, te juro. La vez pasada (y todas las veces en verdad), estaba en mi habitación leyendo alguna cosa y de pronto me entró toda esta sensación de ser un zángano y una conciencia de mis deberes como ser humano, de inmediato la imagen de Ramón San Pedro y los niñitos Somalíes. Pero ni eso ayudó. Me tumbó más en el colchón ahuecado de tanto uso : Ramón San Pedro está mejor muerto y Somalia tampoco cuenta desde el inicio de su recuperación económica…
Además, ningún mal ajeno me hace poner en pie, así por que sí.
Algún ser ordena en mí. Tengo pesadillas indescriptibles e ideas de seria ejecución que jamás imaginarías (ni hubiera imaginado yo, antes). Camino mucho y fumo igual. Enfundo las manos en mi gabardina y anónimamente salgo a soñar. Hasta he pensado en cambiar de nombres.
No existe motivo trascendente de enviar esto, pero a tu insistencia, es razonable escribir algo. Ya con estas letras se me fue la crisis del pintor ante el bastidor en blanco. Y, por supuesto que me quedan ganas para enviarte un beso, ni sonoro ni tibio, eso sí. Hay que conformarse a veces- y yo que siempre odié frases como: “así es la vida” y “confórmate”, pero ya ves…
Anémona
Pd: te advierto que no te molestes en hacer nada, es probable que todo quede en amenazas, en todo caso tu intervención podría empeorar las cosas. ni pierdas tu tiempo, pues no lo tienes. Mi madre decía: mujer precavida vale por dos. (y yo que nunca pensé que llegaría a usar dichos así de absurdos, pero ya ves, nuevamente).