
¿Dónde la podría encontrar?, tal vez en un chifa de 24 horas, con poca luz y mesas percudidas, el chino en la caja y la mesera fantasma. No en los lugares a los que tu ibas, Antonio. Ella los odiaba: “sólo van a lucirse, no a comer, se miran entre sí para ver qué pidió el otro, y no puedes encerdarte libremente como manda el Sr. Grum Grum?”
Pero no irías a todos los chifas buscándola por más ganas que tuvieras de verla, jamás forzarías un encuentro, aunque lo deseabas tanto que le restabas importancia frente a otros. ¿Y qué haces caminando por el centro de Trujillo?. Siempre hacia algún lugar.

Hace ya mucho tiempo que no caminas por caminar, gastando el tiempo como si no existiera, como cuando tenías tenías 15, 17, 18 y te detenías en medio de la calle, absorto frente a una mural antiguo, como cuando cantabas canciones interminables como los jirones del centro, de la cuadra uno a la nueve, de ida y vuelta, con las sombras bajo los faroles, buscando el eco en alguna ventana colonial abierta: ”estoy locoooooo” y la casona respondía: estoy loco, estoy loco… (y alguna vez te pillaron y te devolvieron el grito pero no con las mismas palabras).
En dos cuadras estarás en el local de Manuel y su novia, luego de ellos, visitarás a la Sra. Lucena y después sólo queda Irma. De regreso a casa te encargarás del papel. Tienes que cotizar precios y hacer el pedido. ¿Y ella?.
En dos cuadras estarás en el local de Manuel y su novia, luego de ellos, visitarás a la Sra. Lucena y después sólo queda Irma. De regreso a casa te encargarás del papel. Tienes que cotizar precios y hacer el pedido. ¿Y ella?.

Sabe Dios. Si hubiera un lugar…antes por ejemplo, podía estar con sus amigos en la plaza de armas, en aquél parque de San Andrés o en la Plazuela El Recreo, sentada bajo los Ficus, como aquélla vez: aún no la conocías, pasaste delante de ella, que leía un grueso tomo de hojas viejas, no lo sabías, pero era uno de los cuadernos de navegación en un sillón Voltaire, luego de eso, irían siempre juntos. Pero no, ya no había un lugar. Ella también había cambiado. La gente no tiene ojos, no tiene orejas, caminan todos absortos en sí mismos. ¿Y tu?, yo entro en la Casa de la Emancipación, y encuentro una muestra de pintura costumbrista, dice el afiche. Dentro está Urquiaga, Saldaña y otros, ¿les digo que siempre me gustó su pintura?. No, hay mucha gente. Les digo que me gustó la muestra. Me tomo un tiempo, me recuerdo al yo de antes. Me tomo un tiempo del mundo, un tiempo de ti, Gabriela. No, de ti no…¿dónde te encontraría?
Ya es tarde para encargarte del papel. En una cuadra a la izquierda, será la Plaza de Armas, y cruzando, en tres cuadras más, tu casa. Echa a andar Antonio, ve a tu piso, lee un libro, escribe algo y échalo al fuego, escucha a Coltrane y prepárate un martini. Y Antonio, olvídala, ella sólo está en tu corazón.
Ya es tarde para encargarte del papel. En una cuadra a la izquierda, será la Plaza de Armas, y cruzando, en tres cuadras más, tu casa. Echa a andar Antonio, ve a tu piso, lee un libro, escribe algo y échalo al fuego, escucha a Coltrane y prepárate un martini. Y Antonio, olvídala, ella sólo está en tu corazón.
3 Comments:
Tinta, me gustó mucho leerte, perceptiva, distinto, frescas letras, profundas.
Te abrazo
MentesSueltas
Le falta algo. Por ejemplño, después de cerrar los signos de admiración no se pone punto. Después de eso, me gusta. Pero igual, el monólogo de una mujer con infinitas neurosis, o de un hombre, te acerca a fuguet que es el más cercano, entre otros que tocan el mismo tema y con la misma estética pero con diferentes intensidades.
los amantes del círculo polar
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