Monday, October 29, 2007




Quisimos vivir una relación secreta. Ir al cine encapuchados a la última función y sentarnos en la fila más alejada de la pantalla era parte del plan. Encerrarnos horas de horas en su habitación, hacer el amor el amor el amor y conversar conversar conversar era nuestra rutina casi diaria. La comida era a las 11pm, después de toda una tarde en faenas amatorias. Llegábamos al café y lonche cuando no quedaba nadie y un último comensal desprevenido, pagaba apurado la cuenta. La cajera miraba al reloj para decirnos que aún cerraban a las 12:00. Sabíamos que ya era hora de irnos pues apagaban la música y algunas luces, entonces levantábamos la mirada sólo para pedir la cuenta y notar que el mesero, ahora barredor, limpiaba meticulosamente el piso donde antes enfilaban las sillas que ahora dormían montadas sobre las mesas de madera barnizada.
Salíamos muertos de risa. Nos había sucedido nuevamente. Todo había muerto y nosotros ni cuenta. Las paredes altas de las casonas atrapaban nuestras voces mientras a las calles mudas y ciegas sólo les quedaba escuchar. Qué rico sentirse duendes de medianoche, una especie de cenicientos postmodernos cuyo encantamiento se rompía al marchar acera abajo, cada uno a su piso, a su vida y su lugar.

Sunday, October 28, 2007

El Regreso


Han sido casi dos meses de aislamiento.

El bastidor ha estado en blanco por algún tiempo, pero es hora de volver, a la mala debo admitir, pero escribir al fin, pues las palabras me flotan enrededor y son como un antojo que no se va hasta saciarlo: debo expulsarlas. De eso se trata, matar el gusanillo que no nos deja en paz hasta sentarnos frente al ordenador y teclear sin respiro.

Porque en medio de una caminata, ¡la mar de ideas que nos vienen!y ¡diablos! qué necesidad hacerlas tinta.

Nana no se siente la misma, piensa que se ha acotidianizado un poco, perdido un poco de ángel. Lo cierto es que ha estado sumida en laburos de 8 horas y eso ha la alejado un poco de todas las mujeres que la habitan, tal vez para crear una nueva o para acostumbrarse a ella.

No me explico bien lo que sucede, pero hasta que sea claro como el mirar de un niño, debo sencillamente ser, aunque ello signifique desconfigurar lo que había sido hasta ahora una línea más o menos uniforme de escritura.

Este regreso coincide con algún proceso viral, patológico y emocional (este último, contrariamente a lo pensado, no se relaciona con los primeros), inéditos en mi vida. Nada es mera coincidencia.

En fin, querido (a ti que me comentas o que sólo me ves)

Todo esto significa

que he vuelto.

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